Segundo mensaje de la serie: Cuando los cerdos vuelen.

¿Crees en milagros? Algunos lo llamarán casualidad, otros suerte, pero todos nos maravillamos cuando sucedo lo imposible. En esta serie caminaremos el camino de lo sobrenatural, lo fantástico, lo que produce gozo.

Aprenderemos a apreciar los milagros fantásticos, locos y extravagantes que siguen ocurriendo hoy. Abriremos nuestros ojos a la obra milagrosa que Jesús puede hacer en nuestros corazones.

Dios sigue sanando, pero no creemos en Él por lo que hace, sino por quién es.

Primer mensaje de la serie: Cuando los cerdos vuelen.

¿Crees en milagros? Algunos lo llamarán casualidad, otros suerte, pero todos nos maravillamos cuando sucedo lo imposible. En esta serie caminaremos el camino de lo sobrenatural, lo fantástico, lo que produce gozo.

Aprenderemos a apreciar los milagros fantásticos, locos y extravagantes que siguen ocurriendo hoy. Abriremos nuestros ojos a la obra milagrosa que Jesús puede hacer en nuestros corazones.

Tenemos un enemigo personal y él quiere robar, matar y destruir. Tenemos un Salvador eterno y Él nos ha dado autoridad sobre nuestro enemigo, los milagros de liberación existen.

Cuarto mensaje de la serie: Un día a la vez.

En un mundo apurado, con todo automático, teniendo lo que imagines al alcance de tu mano de forma instantánea, en el momento que lo quieras, parece imposible pensar en una vida calmada. Jesús te hace una invitación: «Tómate tu tiempo, dale un respiro a tu alma, se paciente mientras vives un día a la vez.»

«Esto de Dios no está funcionando», es lo que algunos dicen y… claro, no funciona porque Dios no es una máquina para funcionar. Esperar en Dios es también tenerle paciencia a Dios, Él lo hará todo hermoso a su tiempo.

Tercer mensaje de la serie: Un día a la vez.

En un mundo apurado, con todo automático, teniendo lo que imagines al alcance de tu mano de forma instantánea, en el momento que lo quieras, parece imposible pensar en una vida calmada. Jesús te hace una invitación: «Tómate tu tiempo, dale un respiro a tu alma, se paciente mientras vives un día a la vez.»

¿Te sobre exiges? ¿Sueles tratarte con dureza cuando fallas o no logras lo que te propones? Tal vez es momento de que lo consideres. ¿Puedes tener paciencia contigo?

Segundo mensaje de la serie: Un día a la vez.

En un mundo apurado, con todo automático, teniendo lo que imagines al alcance de tu mano de forma instantánea, en el momento que lo quieras, parece imposible pensar en una vida calmada. Jesús te hace una invitación: «Tómate tu tiempo, dale un respiro a tu alma, se paciente mientras vives un día a la vez.»

Dios es paciente con todos, dar fruto toma tiempo. ¿Podemos ser pacientes con los demás?

Primer mensaje de la serie: Un día a la vez.

En un mundo apurado, con todo automático, teniendo lo que imagines al alcance de tu mano de forma instantánea, en el momento que lo quieras, parece imposible pensar en una vida calmada. Jesús te hace una invitación: «Tómate tu tiempo, dale un respiro a tu alma, se paciente mientras vives un día a la vez.»

No hay forma de aprender paciencia sin que te toque esperar, ¿puedes estar quieto? ¿Puedes esperar en Dios?

Cuarto episodio de la serie: Yo prefiero.

Somos el resultado de nuestras decisiones. Mientras agonizamos por cosas pequeñas como qué vestir y qué comer, ¿estamos huyendo de las grandes desiciones? Puede haber mucho más en juego de lo que pensabas cuando dices «Yo prefiero». Esta serie de mensajes de cuatro partes nos ayuda a aprender a ser intencionales acerca de las decisiones que tomamos. Cubriremos temas como rendición, urgencia y prioridades.

Los haz intentado una y otra vez, dejar ese mal hábito, mejorar el trato hacia tu pareja, ser más paciente con tus hijos pero fallas. Y sin embargo, si eliges el dolor que implica la disciplina, evitarás el dolor que produce el arrepentimiento.

¿Cómo? tener propósito y decidir honrar a Dios es la clave.

Tercer episodio de la serie: Yo prefiero.

Somos el resultado de nuestras decisiones. Mientras agonizamos por cosas pequeñas como qué vestir y qué comer, ¿estamos huyendo de las grandes desiciones? Puede haber mucho más en juego de lo que pensabas cuando dices «Yo prefiero». Esta serie de mensajes de cuatro partes nos ayuda a aprender a ser intencionales acerca de las decisiones que tomamos. Cubriremos temas como rendición, urgencia y prioridades.

¿Qué es más importante, que tu casa luzca perfecta para la cena, o compartir ese momento especial con la gente que invitaste a la cena? ¿Qué vale más, que tu hija disfrute su fiesta de cumpleaños o que la celebración se vea impecable, como para salir en revista? Solemos descuidar lo importante por atender lo urgente.

Si te acostumbras a atender primero lo importante, lo urgente desaparecerá con el tiempo. Pero nunca sucederá al revés.

Segundo episodio de la serie: Yo prefiero.

Somos el resultado de nuestras decisiones. Mientras agonizamos por cosas pequeñas como qué vestir y qué comer, ¿estamos huyendo de las grandes desiciones? Puede haber mucho más en juego de lo que pensabas cuando dices «Yo prefiero». Esta serie de mensajes de cuatro partes nos ayuda a aprender a ser intencionales acerca de las decisiones que tomamos. Cubriremos temas como rendición, urgencia y prioridades.

Podemos tener una relación personal e íntima con otros, o podemos tener control, pero no podemos tener ambos. ¿Vale la pena preocuparse y controlar algo que ni podemos, ni tendrá relevancia de aquí a un tiempo? Yo prefiero depender de Dios en vez de controlar las cosas, a fin de cuentas, no puedo controlarlo todo.

Primer mensaje de la serie: Yo prefiero.

Somos el resultado de nuestras decisiones. Mientras agonizamos por cosas pequeñas como qué vestir y qué comer, ¿estamos huyendo de las grandes desiciones? Puede haber mucho más en juego de lo que pensabas cuando dices «Yo prefiero». Esta serie de mensajes de cuatro partes nos ayuda a aprender a ser intencionales acerca de las decisiones que tomamos. Cubriremos temas como rendición, urgencia y prioridades.

Si vivimos para la aprobación de otros nos perdemos la oportunidad de vivir bajo el propósito de Dios. Lo que Él quiere para nosotros no siempre será lo que los demás aprueben, pero vivir para Su aprobación produce libertad.